Girona en un destino turístico que, debido a su tamaño, podrás ver en un día, sobre todo si no dispones de mucho tiempo. Las casas sobre el río Onyar, la belleza medieval de su catedral, las calles del barrio judío, el espacio que conforman los baños árabes o las curiosas tradiciones hacen de Girona algo único. Conocida como “la ciudad de los cuatro ríos”, por ella fluyen las aguas del Ter, el Onyar, el Güell y el Galligants. Barcelona se sitúa a tan solo 100 kilómetros de distancia, por lo que podrás llegar en coche desde la ciudad condal en poco más de una hora (si no cuentas con uno propio, puedes alquilarlo). Además, Girona cuenta con estación de ferrocarril y el AVE llega desde Barcelona, Tarragona o Madrid. El aeropuerto más cercano es el de Girona-Costa Brava, a unos 15 kilómetros de la ciudad. A continuación, te mostramos todo lo que no te puedes perder de Girona.
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Las casas colgantes del río Onyar
Las casas de colores que cuelgan sobre las aguas del río Onyar son una de las postales más reconocidas de Girona. Esta imagen es la que te da la bienvenida antes de adentrarte de lleno en el casco antiguo. El mejor lugar para disfrutar de esta vista es desde la orilla occidental del río, junto al famoso Puente de Hierro que lleva la firma del mismísimo Gustave Eiffel. El característico color rojo de este puente no te dejará indiferente y conseguirás unas instantáneas increíbles de las casas. Si quieres seguir el curso del río puedes pasar por algunos de los puentes más queridos de la ciudad, como el Puente de Piedra o el Puente de Sant Feliu, donde el Onyar se une al río Ter.
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La catedral de Girona
Cuando entras en el Barri Vell de Girona, el casco antiguo, en seguida te transportas a la Edad Media con este conjunto histórico-artístico declarado Bien de Interés Cultural. En este entramado de calles, delimitado por la muralla de la ciudad, encontramos los monumentos más sobresalientes. Sin duda, la catedral de Girona es uno de los edificios que debes ver en tu visita de un día. Al levantarse en la parte más alta, su figura se impone entre las demás construcciones. Su única nave es la más ancha de toda Europa superada solamente por la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Estilos arquitectónicos como el románico, el gótico, el renacentista o el barroco se funden en esta obra maestra. No olvides fotografiar su larga escalinata de entrada.
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El barrio judío
A pocos metros de la catedral, dentro del casco antiguo, podrás sumergirte de lleno en El Call, el barrio judío. Esta es otra de las experiencias que no te puedes perder en Girona. El laberinto que conforman sus callejones de piedra ayuda a que el entorno conserve todo el encanto. Aquí vivió una pequeña comunidad hasta el siglo XV, con una influencia social, política y económica indiscutible para la ciudad. Es una de las juderías mejor conservadas de toda Europa y en ella hallarás una antigua sinagoga hoy convertida en el Museo de Historia de los Judíos. Lo mejor es dejarse llevar sin rumbo fijo por una de las zonas más palpitantes de la urbe.
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Los baños árabes
La belleza del Barri Vell está fuera de toda duda, con lugares que superan la imaginación en cada rincón. Continúa tu recorrido por los baños árabes, que pese a su nombre son de época románica imitando los baños de origen musulmán y con una estructura típica romana. El espacio se divide en cinco estancias donde destaca la parte que servía como vestuario. En el centro se sitúa una piscina octogonal flanqueada por columnas de piedra y coronada por una cúpula, gracias a la cual penetra la luz solar en la habitación. Los baños árabes están muy cerca de la catedral, así que no te pierdas esta pequeña joya.
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La leona de Girona
Cada ciudad tiene sus tradiciones propias y Girona no iba a ser menos. Dentro del casco antiguo se alza otro de los símbolos de la urbe, la basílica de Sant Feliu, la antigua catedral y muchas veces confundida con la actual por su semejanza. El espectacular campanario del siglo XVI y su fachada gótica bien merecen un vistazo. En la misma plaza de esta basílica es donde tienes que buscar a su leona más famosa. Se trata de una pequeña estatua que trepa por una de las columnas de la construcción. La leyenda reza que “solo podrás volver a Girona si has besado el culo de la leona”. Hay unas escaleras metálicas algo inestables para todos aquellos que se atrevan a cumplir con esta curiosa tradición. ¿Te animas?
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El pueblo medieval de Besalú
La situación privilegiada de Girona te permite acercarte en poco tiempo tanto a la Costa Brava como a los encantadores pueblos del interior. Puede que una de las escapadas que merezcan más la pena sea la de Besalú, un pueblo medieval perteneciente a la comarca volcánica de la Garrotxa. Además de que la zona del parque natural está llena de lugares maravillosos, como la Fageda d’en Jordà, Besalú pondrá la guinda perfecta a tu viaje. El majestuoso puente de acceso a la ciudad, el castillo o el monasterio de Sant Pere te invitan a perderte entre las calles medievales. Esta icónica población está a tan solo 35 kilómetros de Girona, donde podrás alquilar un coche para realizar la visita, así que después de ver todo lo que hay que ver en la ciudad puedas aprovechar tu día para hacer una excursión por la región.