Alicante es un destino excelente para unas minivacaciones en primavera. Entre abril y junio disfrutarás de un tiempo muy agradable, cálido y con pocas lluvias. Es el momento ideal para descubrir preciosas playas, comer al aire libre y encontrar lugares históricos fascinantes. A continuación, encontrarás un resumen de los atractivos de Alicante y un serie de recomendaciones para visitar la ciudad en primavera.
El castillo de Santa Bárbara y la basílica de Santa María
La primavera es la estación ideal para recorrer Alicante, visitar sus monumentos y conocer su historia. Por ejemplo, ¿sabías que el origen de la fortaleza medieval de Santa Bárbara se remonta al siglo IX, durante el dominio musulmán de la Península Ibérica, y que es una de las más grandes de España? Conocida como “El Castillo», esta fortaleza está situada, a 166 metros sobre el nivel del mar, en la cima del monte Benacantil. El camino hasta allí es un agradable paseo al no ser muy empinado y además cuenta con la recompensa de unas maravillosas vistas de toda la ciudad, la costa y las montañas del interior de la provincia. Una vez arriba escoge entre visitar la zona de libre acceso conocida como Revellín del Bon Repós, Baluarte de Santa Ana o, previo pago de una entrada, recorrer el Conjunto Monumental.
La iglesia más antigua de la ciudad, aún en uso, es la Basílica de Santa María en la falda del monte Benacantil. Se construyó entre los siglos XIV y XVI sobre los restos de una antigua mezquita. Aunque inicialmente su estilo fue gótico, en las sucesivas reformas que sufrió acabó incorporando elementos barrocos y renacentistas. Esta iglesia destaca por guardar en su interior numerosas obras de arte de gran valor, que la convierte en una visita obligada si estás en la ciudad. Después, puedes ir paseando hasta el Parque de la Ereta, que está justo al lado y ofrece siete hectáreas de pulmón verde a la ciudad.
Museos y exposiciones temporales
Si te interesa la historia de Alicante, merece la pena que visites el Museo Arqueológico (MARQ) y te sumerjas en ella. El museo está ubicado en un bonito edificio, que antaño fue un hospital, y ofrece interesantes exposiciones permanentes y temporales. La primeras te permiten admirar curiosas piezas de distintas épocas, que van desde los romanos hasta la Edad Moderna y también te muestran diferentes métodos y técnicas arqueológicas, incluyendo trabajos de campo en la ciudad y bajo el agua.
Otra visita recomendada es la del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA), enfrente de la Basílica de Santa María, para admirar su magnífica colección de obras del siglo XX entre las que se encuentran piezas de Picasso, Miró, Dalí o Tàpies. Y siguiendo con los museos, a solo 3 minutos andando, encuentras el Museo de Bellas Artes Gravina (MUBAG) en un espléndido palacio del siglo XVIII. Su colección recoge obras de artistas españoles y europeos del siglo XIX, destacando especialmente a pintores alicantinos como Antonio Gisbert.
Gastronomía y especialidades locales
Alicante es una ciudad muy cómoda para visitarla paseando. Pero tanta caminata te acabará abriendo el apetito. Si quieres degustar las especialidades locales es imprescindible que pruebes la paella de marisco alicantina. Encontrarás diferentes variedades; cualquiera de ellas te encantará y si además estás sentado frente al mar, te sabrá a gloria. Por supuesto no dejes de probar algunas de las tapas típicas de la zona como la pericana (una salsa que se suele usar de guarnición; pero también se come simplemente untada en pan); el espencat (ensalada tradicional con tomates, berenjenas, pimientos y bacalao) o la mojama de atún (lomos de este pescado en salazón, que se suelen acompañar de frutos secos). Y por supuesto, no puedes acabar de comer sin probar cualquiera de los postres que te ofrecerán hechos con su famoso turrón, que se come durante todo el año, o sus famosos helados artesanales.
Las playas de Alicante en primavera
Por supuesto, con una temperatura tan agradable y el sol brillando en lo alto, no puedes dejar de visitar la maravillosa costa alicantina. Y si te atreves, incluso bañarte en esta época del año. Encontrarás fantásticas playas dentro de la misma ciudad, como la playa de la Albufereta o la de la Almadraba; pero también idílicas calas muy cerca de ella (como las calas del cabo de las Huertas) con aguas cristalinas, arena finísima y un paisaje rocoso espectacular a las que te puedes acercar en coche. El tramo final hay que hacerlo a pie, en muchas de ellas, lo que te asegura que podrás disfrutar de un día de playa sin masificaciones.
Si solo quieres dar un paseo al lado del mar, tienes que recorrer el paseo marítimo de Alicante. Las palmeras y las coloridas baldosas, con formas que recuerdan las olas, te conducen a lo largo de la orilla y del puerto. Además, irás encontrando un montón de restaurantes, heladerías y mercadillos ambulantes para amenizar tu recorrido.
La Costa Blanca y el interior de la provincia de Alicante
Con un coche podrás hacer numerosas rutas por Alicante y sus alrededores durante la primavera. A 23 kilómetros, por ejemplo, encuentras las cuevas del Canelobre en Busot. Situadas en la ladera sur de la Sierra Cabeçó D’Or, a 700 metros de altura, son de piedra caliza de la época jurásica y tienen una superficie de 80.000 metros cuadrados repleta de estalactitas y estalagmitas. Podrás decir que has estado en la cueva española con una de las bóvedas más altas (70 metros) y has visto una estalagmita de más de 100.000 años.
Solo a 2 horas de Alicante está Calpe, una ciudad preciosa ubicada en un valle con playas increíbles a los pies del Peñón de Ifach, situado en un parque natural protegido. Esta enorme roca de 332 metros de altura se sitúa en el mar y está unida al continente por un istmo formado por sedimentos de rocas y materia orgánica. Se puede acceder a él caminando por un sendero que lleva hasta la cima y en días muy claros, desde su cumbre, se pueden divisar Formentera e Ibiza.