Cruzar las fronteras con tu coche de alquiler durante el COVID-19
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Marsella, la segunda ciudad más poblada de Francia, tiene todo lo necesario para seducirte, empezando por una historia que data de hace más de dos mil años, cuando fue fundada por los colonos llegados de la localidad griega de Focea. Si estás buscando un destino con un remarcable patrimonio cultural y una naturaleza espléndida, no busques más y empieza a organizar tu viaje a esta belleza mediterránea.
Merece la pena combinar las actividades culturales con momentos de relax en los encantadores rincones naturales de Marsella. Te recomendamos dar largos paseos con tranquilidad por las pintorescas callejuelas y el puerto, donde la brisa marina te recordará sin tregua que estás de vacaciones.
A lo largo de la costa encontrarás paisajes impresionantes, multitud de restaurantes fabulosos y una vida nocturna digna de una ciudad cosmopolita. En fin, como decíamos al principio, Marsella tiene de todo. A continuación te presentamos 10 lugares imprescindibles para visitar en Marsella.
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El viejo puerto
El Vieux Port, el puerto viejo de Marsella, es el lugar donde comenzó la riquísima historia de la mítica ciudad fenicia. Se puede decir sin lugar a dudas que el puerto es uno de los símbolos míticos de la ciudad y, por consiguiente, un lugar imprescindible que visitar. Antaño uno de los puertos más transitados de Francia, hoy en día solo es utilizado por barcos pesqueros locales. Te recomendamos dar una vuelta por el muelle de los Belgas, donde encontrarás uno de los mejores mercados de pescados del sur de Francia.
También debes saber que el Puerto Viejo es el punto de salida de muchos ferris turísticos que te permitirán descubrir los espléndidos alrededores. En resumen, en el Viejo Puerto –con sus pequeños comercios, restaurantes coquetos y maravillosas vistas del Mediterráneo– podrás apreciar el paso del tiempo y el ambiente de la auténtica y legendaria Marsella.
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El castillo de If
Edificado entre 1527 y 1529, el Castillo de If, situado en la isla homónima, fue en sus comienzos un fuerte militar construido bajo las órdenes de Francisco I. Su objetivo principal era el de proteger las costas del Reino de Francia, Marsella pasó a formar parte de él en 1480. Posteriormente, el castillo se transformó en prisión, pero no en una cualquiera. De hecho, es un lugar conocido mundialmente, sobre todo tras la novela de Alejandro Dumas, “El conde de Montecristo”. El héroe principal de la novela, Edmond Dantès, es encarcelado durante largos años allí.
Dicho esto, aparte de contar con una historia visiblemente fascinante, el Castillo de If tiene además un marco natural simplemente espléndido. Situado en el archipiélago del Frioul, junto a las islas de Ratonneau y de Pomègues, ofrece a sus visitantes paisajes dignos de las más bellas islas tropicales. Los paisajes de la isla sorprenden con sus aguas turquesas, playas pintorescas, calas protegidas y acantilados impresionantes. No lo dudes ni un segundo: si estás en Marsella, toma el ferri y bucea por el universo del Castillo de If.
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La basílica de Notre-Dame-de-la-Garde
Construida por el arquitecto Henri Espérandieu, la basílica de Notre-Dame-de-la-Garde es de estilo romano-bizantino, fue consagrada el 5 de junio de 1864 y forma parte de la exclusiva lista de lugares de interés de Francia. Este lugar es más que asombroso y pocos rincones de Marsella lo igualan en belleza. Y es que, situada en el punto culminante de la ciudad, en un pináculo de caliza de más de 140 metros, esta obra maestra arquitectónica se impone como el lugar de encuentro más importante de la ciudad y, como consecuencia, como una de las figuras emblemáticas.
Como numerosas iglesias, la basílica de Notre-Dame-de-la-Garde fue utilizada anteriormente como lugar de observación. Actualmente, es sobre todo una de las atracciones turísticas centrales de Marsella. Abundan los visitantes que acuden con interés y pasión para contemplar su suntuoso interior, los magníficos mosaicos y también la monumental estatua de la Virgen del Niño, de más de 11 metros. Además, si quieres admirar el mágico panorama que ofrece el punto culminante de Marsella, la terraza de la basílica cumplirá, con sus vistas increíbles de la ciudad y del mar, no te defraudará.
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El Museo de las civilizaciones de Europa y el Mediterráneo (MUCEM)
Abierto en 2013, año en el que Marsella ejerció de capital europea de la cultura, el museo de las civilizaciones de Europa y el Mediterráneo es una de las perlas de la ciudad. Este espacio cultural, original por su arquitectura contemporánea, como atestigua la fachada en filigrana negra, es un lugar donde cohabitan las diferentes culturas del Mediterráneo. ¿Qué hay más natural que un museo así en Marsella, una ciudad que ha sido, durante siglos, lugar de tránsito de viajantes del mundo entero? Ten en cuenta que el museo cuenta con una biblioteca muy rica, una inestimable colección de objetos y documentos diversos y una serie de exposiciones que aúnan la historia, el presente y el futuro. De hecho, se pueden observar las transformaciones actuales y perspectivas futuras del mundo del Mediterráneo. No cabe duda de que este museo merece estar en esta lista.
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La catedral de Santa María La Mayor
La Iglesia de la Mayor, concebida por el arquitecto Léon Vaudoyer, de estilo neo-bizantino, se construyó entre 1852 y 1893. Se encuentra situada entre el Viejo Puerto y el Puerto de la Joliette y es conocida por seducir a todos los que pasan por la zona, gracias a su imponente belleza arquitectónica. Como si fuese lo más natural del mundo, este impresionante edificio tiene 142 metros de alto, mientras que las dos torres del pórtico alcanzan los 60 metros de altura.
En cuanto a la cúpula, que se erige majestuosa sobre los puertos que la rodean, culmina con nada menos que 70 metros de altura. Al añadir a estas dimensiones la fachada magnífica en piedra verde de Florencia o en mármol blanco, es difícil no dejarse tentar por una visita a la iglesia, que no nos decepcionará, ya que el interior es igual de bonito. Mosaicos auténticos, mármol y pórfido te sumergirán de lleno en el siglo XIX, cuando el emperador Luís Napoleón Bonaparte colocó la primera piedra de la que se convertiría en la iglesia más grande del siglo.
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Calanques de Marsella
Cerca de Marsella encontrará la absoluta atmósfera paradisíaca del Parque Nacional de Calanques. Tanto si quieres admirar la notable biodiversidad, paisajes que quitan el aliento o playas inmaculadas ideales para bañarse y descansar tranquilamente, las Calanques de Marsella no te decepcionarán. Los numerosos archipiélagos, islotes, acantilados calcáreos y senderos te permitirán perderte en la naturaleza, lejos de todo, estando a solo unos minutos de una de las grandes metrópolis europeas.
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El barrio de Le Panier
Te aconsejamos encarecidamente que des una vuelta por el alegre y pintoresco barrio de Le Panier. Tiene reputación de ser el barrio más antiguo de Marsella, habitado incluso en la época de los foceos. Sea como sea, encontrarás un ambiente cálido, coquetos restaurantes y cafés donde afloran las especialidades culinarias, tiendas de artesanos locales y también numerosas galerías de arte. Es el lugar ideal para dar un paseo tranquilo y disfrutar de los numerosos días soleados de Marsella.
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La Vieille Charité
Creada en 1640 como consecuencia del Real Decreto sobre “la reclusión de pobres y mendigos”, el edificio de la Vieille Charité servía para acoger a los vagabundos de la ciudad de Marsella hasta la Revolución. Posteriormente, hasta el siglo XIX, el edificio fue un hospicio destinado a los niños y ancianos. En la actualidad es un museo que alberga tanto eventos científicos como culturales. Te recomendamos visitarlo, ya sea para disfrutar de las muchas exposiciones que se organizan o para contemplar la arquitectura de un edificio que representa cuatro siglos de historia.
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Le parc Borély
El parque Borély, acondicionado por Jean-Charles Alphand entre 1860 y 1880, se encuentra junto a las playas del Prado y de la Corniche. Este espacio verde seduce incluso a los más estoicos con sus 50 hectáreas de diversidad botánica remarcable. Aprovecha un rato durante los días más calurosos para refugiarte y déjate invadir por la magia de su jardín inglés, de su jardín a la francesa y también de la rosaleda y de su jardín botánico. ¡No te arrepentirás!
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Las playas de la vieja Marsella
Marsella es una de las pocas ciudades grandes de Europa que ofrecen a sus habitantes y visitantes una amplia variedad de playas urbanas. Podrás elegir entre las playas Gaston-Defferre, La Pointe Rouge o las Pierres Plates, entre otras. Todas son accesibles con transporte público y, gracias a su ambiente urbano, te recordarán que estás de vacaciones en una de las ciudades europeas más cosmopolitas.